17 DE NOVIEMBRE: ESTOY LISTO.

Lucas 17, 26-37 “ Comían y bebían, compraban y vendían, sembraban y construían.”

Escuchando estas palabras podemos pensar que se habla de un pueblo muy activo, como el lugar donde vivimos hoy día, la gente ocupada en sus menesteres, de aquí para allá, viviendo con los compromisos que tenemos, tan ocupados y la pregunta de Jesús es ¿Y, cuándo hay tiempo para mi?

¿Qué le vamos a contestar? En este Evangelio, Lucas narra cómo llegaron Noe y Lot, y nadie se dio cuenta que estaban ahí hasta que llegó el diluvio y la lluvia de azufre, muchos murieron porque no estaban preparados y lo mismo con Jesús, el Hijo de Dios. La siguiente pregunta es ¿Estamos listos para la llegada de Jesús a nuestro corazón, a nuestra vida?

El mundo en que vivimos nos distrae mucho, el fut, el box, las drogas, el libertinaje y no nos damos cuenta de las cosas que en realidad valen la pena y nos ayudan a crecer. Está bien tener algo de entretenimiento en nuestra forma de vivir, pero que no nos distraiga de nuestra devoción a Dios; de darnos cuenta de Dios, de que su presencia en nuestras vidas es lo que le da sentido a cada cosa que hacemos.

Cuando el ruido exterior no contamina nuestra forma de ser, ni compromete nuestros valores, entonces podemos crear un entorno saludable para vivir y compartir con otros. Podemos centrar nuestra actividad en las cosas de Dios, como en el servicio a los demás, en la tolerancia ante lo que desconocemos, en la prudencia al hablar y principalmente en el amor que estamos listos para dar.

Un corazón humilde y arrepentido nos permite acercarnos más a Jesucristo, asistiendo a misa, pidiendo perdón y también sabiendo perdonar, recordando que Jesús en la cruz, pidió a su Padre, perdón por todos nosotros y nos dio a María, Su madre, como madre nuestra, ejemplo de virtud, de paciencia de consuelo, de silencio y en especial de amor.

Que no nos pase la vida sin darnos cuenta de todas las bondades que nos regala Dios, que las tentaciones en el camino no nos hagan perder el rumbo para estar preparados, atentos, listos y que no seamos como los personajes de este Evangelio, que entre sus actividades tan cotidianas, olvidaron ver lo que era importante; como la presencia de Dios.

Propósito de hoy: Que el ruido externo no contamine mi interior para siempre llevar a Dios en mi corazón.