8 DE NOVIEMBRE: AYÚDAME A SEGUIR TUS PASOS.

Lucas 14, 25-33 “El que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo”.

Dejarlo todo por amor a Dios…cargar nuestra cruz y seguir a Jesús; sí que es difícil ¿Verdad?.

¿Qué tanto era el deseo de una vida mejor, que se transformó en una gran fe hacia este hombre que nació en Belén, en una granja rodeado de animalitos, por quién muchas personas dejaron todo, a su familia, sus bienes, a los amigos y decidieron seguirlo? ¿Qué es lo que Jesús les hizo sentir que se abandonaron a Él? ¿De qué calidad de amor estamos hablando?

¡Porque definitivamente es amor!

Pensamos que solamente los que llegan a ser santos, están llamados a seguir a Jesús y que ser santos es algo que jamás podremos imaginar y sin embargo, estamos equivocados porque eso de cargar nuestra cruz implica hacer con alegría lo que nos toca vivir y experimentar y también sufrir. Cargar nuestra cruz es hacernos responsables de las decisiones que hemos tomado a lo largo del camino, principalmente cuando nos equivocamos, es cargar esa respuesta ante nuestra lucha, ese resultado ante nuestro esfuerzo, es asumir las consecuencias de nosotros mismos. Y entonces estamos dirigiéndonos hacia la perfección de Dios, por medio de la santidad.

Seguir a Jesús creemos que solo es para los religiosos y que para los demás, solo con ir a misa es suficiente y de nuevo estamos equivocados; porque seguir a Jesús es querer hacer las cosas bien, es procurar el bienestar común, es entregarnos al servicio de los más necesitados; es vivir la plenitud del amor, es conocer la verdad y querer implementarla, seguir a Jesus está todo relacionado con el amor.

Ese amor incondicional de Dios que nos pide que nos amemos unos a los otros, empezando por amarlo a Él. Las cualidades más importantes para el ser humano son y serán siempre el amor, la bondad, la misericordia, la compasión, el deseo de que todos vivamos igual, con los mismos privilegios, la humildad, que nos veamos como hermanos, hijos de Dios y queramos siempre compartir lo que tenemos con los demás porque todo viene de Dios. Es Dios quien nos da y nos mantiene fuertes ante la adversidad y es por su amor que podemos pensar que cargar nuestra cruz y seguir a Jesús, nos convierte en sus discípulos amados.

Propósito de hoy: Pedirle a Dios la gracia para poder seguirlo.