Viernes 26 de marzo – Conversión del corazón.

Juan 10, 31-42

Intentaron apoderarse de Él, pero se les escapó de las manos.

No cabe duda, Jesús es signo de contradicción. Lo quieren apedrear por la fuerza de sus palabras, por lo extraordinario de sus obras, eso hace dos mil años y hoy sigue igual. ¿Porqué? Las cosas del Señor, sus palabras, sus obras suelen tocar y cambiar el corazón, el cambio es radical, y todo cambio cuesta.

Eso es lo que el ser humano no tolera, ese cambio que interpela, ese cambio que confronta, ese cambio que sacude. Por eso querían apedrear a Jesús, por eso es que hoy en día quieren apedrear al Papa, a todo quien represente ese cambio. Porque es cambio de corazón, es decir pasar del odio al amor; de la guerra a la paz; del egoísmo al servicio; de la superficialidad a la profundidad; del materialismo a la sencillez; de la maledicencia a la benedicencia; de la avaricia a la generosidad; del desaliento a la esperanza; de la incredulidad a la fe…

Ese cambio de corazón es el que Cristo predica, ese cambio de corazón es el que Cristo pide, es el que Cristo obra en cada corazón que se acerca a Él. Como vemos Cristo, no pide nada y lo da todo.

Propósito: Hoy usar el corazón nuevo, ese corazón que ama, sirve y sonríe.