Martes 23 de marzo – Soy Yo.

Juan 8, 21-30

Cuando hayan levantado al Hijo de hombre, entonces sabrán que Yo soy.

“Él me ha enviado”. Cristo tiene muy claro quién es, de dónde viene y cuál es su objetivo: Dar testimonio de Aquel le envía, Dios Padre.

Leemos hoy que “hablaba libremente”. Esta libertad, esta seguridad que vemos en Cristo nace justo de esa seguridad de saberse enviado. Sabe de dónde y de quién viene y a dónde va. Esa es la seguridad que nosotros vamos buscando, esa libertad que todos queremos experimentar. Seguros en que creemos, en quien creemos. Yo siempre les digo a los jóvenes, no me importa si crees en el Big Bang, en árbol de la energía, pero lo que sí importa es que creas en algo y en alguien fuera de ti, solo así podrás sentir esa libertad que vas buscando; solo así podrás hablar y actuar con seguridad, saber que estas para sobre una roca firme.

Pero si hoy mi roca es la moda, mañana pasa y me derrumbo, hoy mi roca es la fiesta, se acaba y me derrumbo, hoy mi roca es el dinero, mañana no hay y me derrumbo. Nuestra roca debe de ser aquello por lo que yo viva, crea, vibre, me mueva. Cristo se sabía hijo enviado a dar la vida por amor al hombre criatura creada a imagen y semejanza de Su Padre; todo su actuar, hablar, sentir iba en esa dirección. Tu y yo ¿en qué creemos?, ¿en quién creemos?, ¿por quién vivimos?, eso va a determinar mi actuar, hablar, sentir, ello me dará la seguridad que necesito, para yo al igual que Cristo caminar y hablar libremente.

Propósito: Hoy vivir, juzgar, actuar de acuerdo a aquello que creo.