22 DE SEPTIEMBRE: ESTOY A TIEMPO.

Lucas 8, 1-3 “Predicando la buena nueva del Reino de Dios”

¡Jesús es esa buena nueva! y nos deja saber que el Reino de Dios tiene la puerta abierta para todos los seres humanos que vivimos procurando el bien común.

Cuando Jesús caminó miles de kilómetros acompañado de sus discípulos y sus apóstoles, incluida La Magdalena, llegaban a los pueblos con esa palabra que les llenaba del amor de un hombre que vino a enseñarnos el valor de las cosas reales. ¡Es el Hijo de Dios! es el que nos consuela en el dolor, quién nos sana de nuestros demonios y nos ayuda a deshacernos del mal; de los odios y envidias, de lo que nos causa estar en enemistad con los demás y quién vino a salvarnos al quedarse en el corazón de todos los que lo amamos y lo reconocemos como el Mesías, como el Redentor, como el amigo que jamás suelta nuestra mano, como el que escucha cuando lloramos y le pedimos perdón…Jesús es el perfecto sinónimo del amor, que nos dio una dignidad común con la presencia de las mujeres en su ministerio.

Vemos por las calles a personas de diferentes religiones que llevan la palabra de Dios a las comunidades. Y ¿Cuántos de nosotros hacemos lo mismo? Tal vez unos pocos porque la vida no nos deja tiempo para “hacer algo más”. Pero te tengo una excelente noticia: Tú puedes predicar la buena nueva de Dios por medio de tus acciones, por las cosas que dices, por cómo tratas a los demás, por el tiempo que apartas con el propósito de servir a los que necesitan; escuchándolos, tomando la mano de los abuelos, de los enfermos, de una amigo que sufre; ahí, en cada acción estamos siendo testimonio de esta buena nueva que es Jesucristo. ¿Lo has pensado? Tal vez es momento de darnos cuenta cómo compartimos a Jesús con los demás, porque tal vez ¡Ya somos ejemplo de virtud! Pero nadie nos lo ha dicho.

Abre tus ojos, mírate al espejo, reconoce a Jesucrsito en tu persona y felicítate a ti mismo por las cosas que haces que  van dirigidas hacia el bien y que llevan como timón la misericordia, la caridad, la bondad, la esperanza, la fe y principalmente el amor, sí, ese amor que comunica a los demás la buena nueva del Reino de Dios.

Propósito de hoy: Reconocer si predico el Reino de Dios con mis palabras y mis acciones.