20 DE SEPTIEMBRE: SOY FELIZ PORQUE ME PAREZCO A TÍ.

Lucas 7, 31-35 “A quién se parecen?”

Es es muy buena pregunta. ¿A quién nos parecemos? ¿Cómo nos vemos a nosotros mismos? ¿Qué clase de personas somos?…¿Te has puesto a pensar esto sobre ti?

El Evangelio de hoy nos recuerda quién es la figura de Jesucristo, ése que anda con los pecadores y come con todo el mundo y  que no tiene riquezas aparentes, el que es juzgado como un criminal y a quién le cerramos las puertas de nuestro corazón.

El Hijo de Dios vino a llenarnos de esperanza, vino a traernos la paz, a invitarnos a amarnos los unos a los otros y a conocer el perdón.

¿Te pareces a él? En cada acción que tenemos para el bien de los demás y en la disposición del perdón ¡Sí que nos parecemos a él!

Reconocerlo demuestra qué tanto es lo que sabemos de esta historia de amor entre Dios y su pueblo, nos hace sabios en las cosas de Dios porque entendemos su misterio de vida, aceptamos que el bien y el mal existen y nos inclinamos al bien, a las cosas que Dios quiere, a amar a los demás y a perdonarnos unos a otros.

Ver lo que hay en nuestro corazón, nos hace conscientes. Podemos entender qué es lo que queremos para nuestra vida, de que manera vamos a ser testimonio de Dios, y cuánto vamos a sacrificar por él. Voy a misa los domingos, ayudo a los demás, me reconcilio con mis hermanos y les brindo la paz, camino sabiéndome amada, hija de Dios y acompañada por él en todo momento. Dejo la prepotencia, la altanería, la venganza, el odio y el rencor, las trampas, la traición, las groserías y todo lo que ofende a Dios fuera de mi corazón, camino hacia al  frente con la cabeza en alto porque me sé digna del amor del Padre, porque reconozco mi entrega siendo testimonio de caridad y bondad, de misericordia y del servicio a los otros en el nombre de Dios.

Amar a Dios es fácil y así debe ser también querer imitarlo porque es en él que vamos a encontrarnos con un “yo” que nos haga sentir orgullosos de quienes somos.

Hay que parecernos a Jesús, el Hijo de Dios.

Propósito de hoy: Que en mi conducta sea muestra de que Dios existe y me ama.