8 DE SEPTIEMBRE: TU ESTÁS SIEMPRE CONMIGO.

Mateo 1, 1-16, 18-23 “Tú le pondrás el nombre de Jesús”

Qué tan importante es tu nombre y el mío y el de Jesús. ¿Qué sientes al escuchar su nombre? ¿Cómo te sientes con tu nombre?¿Te gusta? ¿Te identificas con tu nombre? Parecen preguntas muy sencillas, pero dejemos todo lo que estamos haciendo y analicemos nuestro nombre, vamos a darle la importancia que merece. La mayoría de los nombres vienen de las escrituras bíblicas según el día en que nacimos María, Eva, Luz, Ismael, Isaac, o es el nombre de nuestros padres o abuelos, o de algún ser querido ¿Sabes porque tienes el nombre que tienes?

Jesús, el Hijo de Dios, el Mesías, el Emanuel que significa: Dios con nosotros. María y José son los padres de este niño que vino a traernos la esperanza de la vida eterna, que hoy día con tan solo decir su nombre nos viene una imagen de amor al pensamiento, que nos llena de paz cuando reconocemos el amor de Jesús en nuestra vida; Jesús, el Hijo de Dios.

María, llena de gracia, al decir que sí, que sería la Madre inmaculada del Hijo de Dios, acogió junto con su esposo José el regalo de Dios hecho hombre. Es así como Dios padre accede a nosotros, para poder plantear su historia de vida eterna desde la perspectiva humana y que nosotros la podamos entender. María nuestra madre e intercesora nos enseña a amar a Jesús como lo ama ella; parece imposible ¿Cómo voy a amar a Jesucristo como lo ama su Madre? Sí, es una tarea difícil pero si nosotros con un corazón dispuesto nos proponemos a amarlo, sí es posible.

A Jesús, lo amamos cuando servimos a los demás, cuando nos perdonamos, cuando somos fieles a nuestra palabra de fe. Amamos a Dios al ver en otros su rostro, al ayudar a quién nos necesita, al darle la mano a un amigo que sufre; le demostramos nuestro amor a Jesús que es Dios hecho hombre al vivir lo más cerca posible en su verdad, ya sea en la oración o asistiendo a misa, en el rezo de la Liturgia de las horas, o cuando cantamos alabanzas que nos permiten reconocer en Él al Dios único y verdadero, al que murió por nosotros, a la voz de salvación, al camino de vida eterna. Al Dios con nosotros.

Propósito de hoy: Que el nombre de Jesús siempre me recuerde que Dios está conmigo.