26 DE AGOSTO: CON HUMILDAD DE CORAZÓN.

Mateo 23, 1-12 “Todo lo hacen para que los vea la gente”

Me he encontrado con personas que dicen: una mentirilla piadosa a nadie hace daño. Es cierto, a nadie le hace daño más que a sí mismos porque una mentirilla te lleva a otra, hasta que se va haciendo grande y difícil de controlar y va a terminar perjudicando a  quien la dijo primero y tiene mucho que ver en pensar hacer o decir las  cosas “para que los vea la gente”. Sin embargo quién siempre está atento es nuestro Padre en el cielo y es quién va a recibirnos en el día del juicio final y recordarnos todo lo que hicimos por apariencias, cuando lo que debería llenarnos de alegría son las acciones que tenemos para agradar a Dios en lugar de para que la gente nos vea.

Somos buenos porque seguimos la palabra de Dios, no robamos, no humillamos, no matamos, usamos nuestros dones para servir a los demás, para ser útiles y pro-activos para el bien común, ya sea dentro de la familia, en el trabajo, en la comunidad.

Cuando las personas hacemos las cosas para “quedar bien” y que los demás nos vean, estamos fallando de muchas maneras. Ofendemos a Dios porque usamos lo que somos para engañar. Siempre hay que tener presentes lo que nos dice Mateo: “Que no sepa tu mano izquierda, lo que hace tu mano derecha”. Que nuestras acciones sean para dar ejemplo de virtud, de verdad, de honestidad y que seamos reconocidos por las obras que hacemos en silencio.

Por lo general aquel que quiere lucirse ante los demás no ha encontrado el camino que está trazado para su vida, busca ser el mejor pero sin humildad y al final del día nadie lo recuerda. La presunción y el orgullo no nos llevan mas lejos que alimentar nuestro ego y un ego engrandecido no sabe utilizar bien sus dones, se pierde en sí mismo y obstruye su potencial para servir a los demás dignamente; debemos actuar de la manera en que hablamos las cosas y no en decir algo y hacer algo diferente, como los fariseos, que ansiaban siempre ser reconocidos y alabados.

Solo Cristo es nuestro Maestro, nuestro Padre, nuestra Guía y a quién es importante seguir para encontrar la verdadera felicidad en la gracia de su amor.

Propósito de hoy: Darme cuenta cuando quiero ser reconocido, para mejor poner en práctica la humildad que hay en mi corazón.