24 DE AGOSTO: TE HE ENCONTRADO.

Juan 1, 45-51 “Hemos encontrado a aquel de quién escribió Moisés”

¡Lo hemos encontrado! Sí, ¡al Hijo de Dios! Qué alegría en los corazones de todos los que encontramos a Jesús, no podemos dejar de hablar de él, de implorarlo en los buenos momentos y también en las tristezas, de alabarlo y darle gracias por que nos ama, porque estamos aquí, por las bendiciones que recibimos del cielo.

Y tú, ¿lo has encontrado?

Nos dice el Papa Francisco en su Audiencia Jubilar del 30 de enero del 2016, que todos los que actuamos con alegría al hablar de Jesucristo somos llamados “Cristóforos” porque somos auténticos portadores de Cristo. Nos alegramos de conocerlo y queremos adentrarnos más en su palabra, en lo que vino a decirnos como el hijo del hombre, por eso, todos los cristianos nos llamamos Cristóforos. Saber que podemos ser todos iguales con el mismo nombre porque nos une el mismo Padre Celestial, porque amamos a Jesús hecho hombre y porque creemos aún sin haber visto.

Que importante es esto de la fe. Porque nos da un encuentro personal con el amor de Dios; nos permite experimentar la pureza de sabernos amados por Él, porque por más que amemos a nuestra pareja o a nuestros padres e hijos, cuando amamos más a Dios y le damos su lugar en nuestra vida, somos capaces de amar a los demás como Él nos enseñó en su Mandamiento Nuevo: “Ámense unos a otros como yo los amo a ustedes”. Tratemos de agarrarnos a este mandamiento, amarte a ti como Jesús me ama a mí ¡Qué poder tan grande nos da esta capacidad de amar! Hay que vivir este amor y sentirlo con el alma y poder ser testimonio vivo de la existencia de Dios en la humanidad.

Decir que hemos encontrado a aquel del que habló Moisés, es decir que encontramos la verdad y que nos identificamos como gente de bien, compasiva y misericordiosa; que nos gusta servir a los demás de manera digna para alcanzar en nuestro corazón esa alegría que nos llega del poder ayudar a otros, de querer el bien común dejando el ego fuera de nuestro camino.

Es entonces cuando encontramos a Jesucristo, el Hijo de Dios y que somos  Cristóforo.

Propósito de hoy: Reconocer que Cristo vive en mí y ser testimonio de su amor.