Mateo 19, 16-22 “Si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos”
Igual que el joven en este Evangelio, muchas personas no están dispuestas a dejarlo todo por Cristo, dejar sus riquezas, dejar sus conductas que son malas hasta para ellos mismos, hacer de lado las preferencias por los vicios y las tentaciones, ya que solo nos van alejando cada vez más, de la vida creada para cada uno, como imagen de Dios.
Los mandamientos de Dios son 10, más el mandamiento nuevo que nos trajo Jesús y todos tienen que ver con el amor. El amor a Dios, a nosotros mismos, a nuestros hermanos; el respeto a nuestros padres que se da también por amor, a no robar ni mentir y si nos damos cuenta todos tienen que ver con el amor; porque al cumplirlos le estamos dando dignidad a nuestra persona.
Por amor no le quito a los demás lo que les pertenece, no les robo; por amor soy testimonio de la verdad de Jesucristo cuando no le miento a los demás; es por amor que no quiero hacerle un daño a mi amigo queriendo para mi a su cónyuge y de igual manera, lo respeto. Por amor: amo, no destruyo hogares, ni familias y valoro cuando los demás construyen relaciones duraderas y solidas fundamentadas en el amor de Dios.
Ser perfecto es muy difícil de lograr, se requiere la gracia de Dios para que nos llene de su espíritu y saber hacerlo todo con amor, tener pensamientos puros, donde las trampas de la vida no nos hagan caer en la tentación de romper con nuestra actitud, los mandamientos. Una conducta correcta nos hace dignos y nos abre muchas puertas para poder seguir los pasos de Jesucristo, de poder dar testimonio en nuestra vida porque conocemos y aceptamos la sabiduría de Dios.
Vamos pues a unirnos en oración y a pedirle a nuestro padre en el cielo que guíe nuestro camino para ser perfectos ante sus ojos y acercarnos cada día más al camino de la verdad y del amor, para amar y respetar a los demás y a todo lo que la palabra de Dios quiere que comprendamos para alcanzar el amor de Jesús en la cruz.
Propósito de hoy: Te pido Padre de amor que me ayudes a tener un buen corazón, digno de ti.