14 DE AGOSTO: NO QUIERO SER DÉBIL.

Mateo 17, 22-27 “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”

Y por manos de su amigo.

Sabemos que la principal y mas fuerte traición es la nuestra, la del amigo, así como lo hizo uno de los discípulos elegidos por Dios para proclamar su palabra, en quien Él confiaba.

Cuando Jesús está en la cruz y le dice a Su Padre “perdónalos que no saben lo que hacen”, por medio de esa traición, Jesús nos da una gran lección de amor. En esa Petición, incluye a Judas y a todos nosotros que actuamos sin saber el dolor que vamos a causar, o peor aún cuando somos conscientes de cómo van a repercutir nuestras acciones y no nos detenemos; Judas terminó ahorcándose al ver lo que había causado su traición.

De las traiciones más injustas que existen, son cuando dos personas se juran amor eterno e intercambian confidencias muy íntimas y cuando ese amor eterno deja de serlo ¿Adivina? Exacto, utilizan esa confianza para destruirse, para sentirse con poder, para ganar y lo más triste es que ni siquiera saben que quieren ganar. La venganza mata no solo mata al otro, también al que se venga, porque si acaso había algo bueno en su corazón, tanto veneno acabó con él. Dios nos llama a construir, a reforzar nuestros valores, a perdonar y a aceptarnos unos a los otros. No debemos estar peleados con el arrepentimiento. Como cuando Herodes degolló a Juan el Bautista para no quedar en ridículo con su pueblo, no lo degolló porque él lo haya condenado, lo hizo porque alguien se lo pidió.L

¿Cuántas veces somos Herodes? ¿Cuántas veces hacemos algo que nos duele, que sabemos que está mal y no nos detenemos por miedo a que se burlen de nosotros? ¿Te ha sucedido eso alguna vez? ¡Qué débiles somos! O tal vez, cobardes. ¿Dónde están nuestros principios, nuestros valores, nuestra capacidad de discernir lo que está bien o no?

Si recordamos al Hijo de Dios, en la cruz, podemos aprender el valor del perdón, porque Él nos perdonó.

¡Vamos! Pidamos perdón en lugar de vengarnos y arrepintámonos de lo que hemos hecho para no volver a traicionar a ese amigo que en algún momento de nuestra vida amábamos.

Propósito de hoy: Pedir perdón al amigo o amiga que traicionamos y pedirle también a Dios que nos perdone.