29 DE JULIO: MI FE ES SUPERFICIAL.

Juan 11, 19-27 “Señor, si hubieras estado aquí.”

Si hubieras estado aquí es una frase desolada pero llena de fe. ¿Qué hubiera pasado si hubieras sentido la presencia de Dios contigo en un momento crítico en tu vida? ¿Te hubiera servido de algo? ¿Hubieras estado más tranquilo? ¿Hubieras tenido más fe?

Dios está con nosotros en todo momento, pero somos nosotros quienes nos reprimimos pensando que no es así, y entonces hay que preguntarnos ¿Dónde está nuestra fe como cristianos, como hijos de Dios? ¿Existe en nuestro corazón, o solo en apariencia? Son preguntas muy válidas que podemos hacernos a nosotros mismos de vez en cuando. Entrar en el silencio de la oración personal y pensar si en verdad somos personas de fe.

Lázaro, quien fue un amigo muy querido de Jesús, como relatan los evangelios, que nos dicen que cuando supo de su muerte, el Hijo de Dios lloró. Jesús lloró por amor. Sí, Él Hijo de Dios hecho hombre, de carne y huesos también tenía sentimientos y mucho más intensos que los tuyos y los míos. Él llora al saber que su amigo querido ha muerto y su dolor se une al dolor de Marta y María, sus hermanas que le dicen “si hubieras estado aquí, él seguiría vivo”. Y en muestra del poder y el amor del Padre, Jesús conmovido por el dolor, le dice a Lázaro que se levante. La fe de las mujeres que reconocían a Jesús, si, al hombre, como Hijo de Dios, volvió a la vida a su hermano, por la misericordia de Dios.

¿Cuál es nuestra fe, de que tamaño es nuestra fe? ¿Cómo podemos sentir que Dios lo puede todo?, si nos falta fe, nos falta dejarnos llevar por el amor de Dios, nos falta creer que con Él y con la verdad de su palabra de vida eterna, vamos a poder entregarnos a su compasión cuando nos ve sufrir, cuando siente nuestro dolor. Aquí es donde entra nuestro conflicto personal, porque no sabemos si queremos vivir los mandamientos de Dios, o si queremos ser testimonio del Su amor hacia los demás, seguimos sucumbiendo a las tentaciones del mal, no somos amables, no sabemos servir a los demás con compasión, sin esperar algo a cambio. Somos personas de fe superficial, no de una entrega verdadera como hijos de Dios.

Propósito de hoy: Quiero pedirte Padre, que alimentes mi fe y me enseñes por medio de la oración a crecer mi amor por ti.