24 DE JUNIO: TU MANO JAMÁS ME SUELTA.

Lucas 1, 57-66. 80 “Realmente la mano de Dios estaba con él”

Aprendí que cuando los Evangelios hablan de algún personaje sin nombre, aunque en este Evangelio sabemos que ese niño es Juan el Bautista, es porque están hablando de nosotros, si, de ti y de mi.

¡Realmente la mano de Dios está contigo y conmigo! Así que cada vez que leas en la Biblia algún pasaje que no ponga un nombre específico, ponte tú en ese lugar, imagínate que está hablando para ti, o contigo, o de ti y vas a darte cuenta que la Palabra de Dios te transforma.

La mano de Dios está siempre junto a la nuestra, así como su corazón junto al nuestro. Si no te has dado cuenta, no te preocupes, no pasa nada tal vez a partir de ahora lo puedas sentir y notar en tu vida, en las cosas que haces, a través de las conversaciones que tienes con los demás y principalmente cuando le ayudas a alguien; porque es en el servicio cuando más nos parecemos a Dios. ¿Lo sabes? Más que sentirte agobiado cuando alguien en tu casa te pide ayuda, o cuando a tu mamá se le cae algo y corres para detenerla y que no se lastime, o cuando en tu trabajo se atoró la máquina copiadora y ofreces tu tiempo para componerla, debes sentirte útil. Es como cuando Jesucristo sanaba a los enfermos, o sacaba los demonios de la gente, o cuando curaba heridas del alma, tú eres su representante aquí en la tierra igual que yo y si todos nos sintiéramos de esta manera, seguramente habría menos conflictos y enemistades, porque nos daríamos cuenta de que Dios está siempre con aquellos que quieren el bien común y que intentan superarse en cada cosa que hacen.

Por ahí dice una canción que no hay que llegar primero pero hay que saber llegar, no darnos por vencido, sacar a la vista nuestras cualidades y virtudes, que los dones de Dios no se queden contra la pared, arrinconados; es bueno saber utilizarlos, con modestia y humildad porque así somos testimonio de fe, de que sabemos que no vamos solos en el camino, y que nuestra fortaleza nos viene del Señor. De ese Dios maravilloso que nos da la vida, que nos jala cuando nos atoramos, que nos espera cuando creemos que vamos al final; de ese Dios que vive en el corazón de sus hijos amados como tú…como yo.

Propósito de hoy: Jamas olvidar que Dios me lleva de la mano.