15 DE JUNIO: A TU LADO CON HUMILDAD.

Mateo 5, 17-19 “ Ve primero a reconciliarte con tu hermano”

Qué tan importante es que llevemos una vida pacífica con los demás, eso va sembrando armonía y buenas relaciones entre los seres humanos, de respeto, de tolerancia, de amor.

Nos dice Jesús que si tienes un problema, enojo, riña, coraje, o resentimiento hacia alguien, que no hay mejor ofrenda que puedas hacer que esa de la reconciliación. El perdón nos acerca mucho a la persona de Jesucristo porque como hizo Él, ponemos en las manos de Dios, nuestra ofrenda de amor al perdonar.

Te has dado cuenta que cuando estás enojado con alguien en tu casa, o en el trabajo, o la escuela, tienes una emoción desagradable, tal vez le des muchas vueltas al pensamiento queriendo discernir si fuiste tu quien tuvo un comportamiento no deseado y en ocasiones, una vez que te pones en los zapatos del otro, haces conciencia que si, que en efecto tu fuiste quien dijo o hizo algo impropio. Y ¿Qué haces? ¿Guardas el rencor o te acercas a pedir una disculpa? Es un comportamiento muy loable acercarse con humildad a pedir perdón, porque esa acción de tu parte es la que mueve montañas, es la que hace la diferencia, es la que te permite acercarte más al corazón de Dios.

Para cumplir el Sacramento de la Reconciliación exitosamente, debemos pedirle a Jesucristo que nos dé su fuerza para poder hacerlo, es una virtud de gracia esto del perdón; ya no estamos en los tiempos del “ojo por ojo”. No, la venganza es vulgar y solo te hace daño a ti porque va envenenando tu alma.

Reconciliarse es hacer las paces, es volver a empezar, es perdonar para que tu dolor desaparezca y no cultives sentimientos de odio que solo te va a lastimar a ti. Igual y vas a tener más cuidado en la manera que te relacionas con esa persona, porque cuando la confianza desaparece por una herida, es difícil que vuelva a ser igual que antes.

Propósito de hoy: Reconocerme pecador y pedir perdón si es necesario.