28 DE MAYO: QUIERO LIBERARME.

Juan 20,19-23 ” A los que perdonen los pecados les quedarán perdonadosy a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”. 

Nosotros los seres humanos en lo que más podemos ser testimonios del amor de Dios, es a través del perdón. Jesús aun estando en la cruz le pidió a su padre que perdonara a los que lo estaban crucificando porque no sabían lo que hacían. Vamos pensando que cuando alguien nos lastima, nos hiere, o nos hace daño, tampoco saben lo que están haciendo y así, con la humildad de Jesús debemos también actuar como Él y perdonarnos unos a los otros. 

¡Qué difícil prueba de amor! 

Sin embargo ¿Sabes que hace el perdón por ti? Te libera. Sí, tu carga se aligera y se va desapareciendo en la medida que tu logras un sincero arrepentimiento y ya sea que con humildad pides perdón o que perdonas. Lo más satisfactorio es perdonar. No importa si quien te hizo un mal jamás te ha pedido una disculpa, lo que importa es tu corazón y no quieres que se enferme ¿o sí? Perdonas para que tu resentimiento deje de existir en tu mente y en tu corazón.  

Pero hay que estar muy atentos, te liberas cuando perdonas de verdad, no cuando dices “si, te perdono” pero estás recordándole a esa persona una y otra vez lo que te hizo. Eso no es ni perdonar ni sanar, eso es victimizarte y aprovecharte de una situación donde quieres que los otros tengan lástima por ti y solo denota que tienes una autoestima muy baja, o que usas a los demás para tu beneficio.  

Perdonar significa amar y cuando amas tus acciones son para el bien común, para seguir hacia el frente con nuevas esperanzas de paz, de convivencia, de reconciliación y das un testimonio real del perdonar y del saber pedir perdón. 

Propósito de hoy: Acercarme a esa persona y pedir perdón o perdonar.