Juan 14, 15-21 “Si me aman, cumplirán mis mandamientos”.
Cuando estamos frente a la verdad de Dios, empezamos a entender sus mandamientos, sus leyes de vida, como les llamo yo y nos damos cuenta de que al conocerlo podemos dar testimonio de fe, reconocernos sus hijos y compartir con los demás ese gran amor que vive en nuestro corazón.
Amar a Dios es algo sencillo cuando cultivamos la fe por medio de la oración, de la eucaristía, de las lecturas bíblicas sobre la vida, muerte y resurrección de su hijo.
¿Recuerdas cuando tenías varias opciones en el camino y una te llevaba a emprender actividades que te lastimaban y hacían daño y otras dirigían tus pasos al servicio de los demás, tal vez mas humildemente a dar algo de ti por otros? si te pasa de vez en cuando ¿Que camino sigues? El que parece divertido, pero te puede ir mal, o el que también parece divertido, pero te harás sentir bien contigo mismo. ¿Sabes que Dios nos pone los caminos frente a nosotros? Quién sabe si son como una prueba de fe, para ver si tu sientes que te fortalece saberte amado por Él, o para ver qué tanto lo amas tú a Él.
Vamos haciendo un grupo donde tengamos como prioridad recordarnos unos a otros si hoy hemos amado a Jesucristo, algo así como una cadena de amor con tu familia, empezando por las personas con quienes compartes tu hogar, tal vez te animes y hagas algo así con tus compañeros de escuela o del trabajo; inclusive con las personas de tu comunidad dentro de la iglesia. Algo así como decirse: ¿De qué manera el día de hoy, has sentido que amas a Dios?
Imaginemos que este ejercicio nos ayuda a acercarnos más a la palabra de vida eterna que recibimos del Padre y nos permite demostrar que también queremos a los demás, que nos interesa que crezcan en fe y que juntos podamos tener algo más en común, como hermanos hijos de Dios.
Propósito de hoy: y tú: ¿De qué manera has sentido que amas a Dios el día de hoy?