11 DE MAYO: QUE NO SE APAGUE MI AMOR POR TI.

Juan 15, 9-11 “Como el Padre me ama, así los amo yo.” 

La ternura que experimentas cuando ves a un bebe recién nacido ha de ser la que experimenta Dios cuando nos ve. ¡Así es su amor! Es un Padre de amor y bondad, que, desde que nacimos está esperando que nos sucedan cosas maravillosas; está listo para hacernos muchos regalos como esos que nos mantienen viva la ilusión de vivir mejor, de ser mejores seres humanos y de alcanzar la felicidad. Lo primero que recibimos es su amor incondicional, y de ahí se siguen un sin fin de gracias y dones que complementan nuestra vida.  

Dios nos invita por medio de la fe a hacer oración para alcanzar a entender lo que significa que nos ame. En la parábola del niño perdido vivimos primero la angustia de unos padres que no encuentran a su hijo y luego el consuelo cuando lo encuentran, y en la parábola del hijo pródigo vemos la emoción que siente un padre cuando ve que su hijo perdido ha regresado a casa. Ellos también sufrían, eran pecadores, se olvidaban de los demás, ayudaban a Jesús, procuraban el bien, defendían la palabra de Dios; había de todo, el que traicionaba, el que escuchaba, la que estaba lista con la luz encendida. Y a todos tenían en común el amor de Dios. 

Así es nuestra vida y en la lectura de la Biblia, vamos sintiendo las emociones que nos identifican con nuestra realidad, para poder entender mejor lo que nos sucede. Podemos identificamos con los personajes, que eran como nosotros y ver que el amor incondicional de Dios jamás los dejó solos, igual a nosotros, el amor de Dios jamás se apaga. 

Nosotros debemos querer amar a Jesús, así como lo amó el padre, y amar al Padre, así como nos ama a nosotros, y entonces convertirnos en uno solo por medio del amor de Dios. 

Propósito de hoy: Leer para entender.