Lunes 8 de marzo – Nadie es profeta en su propia tierra.

Lucas 4, 24-30

“Nadie es profeta en su propia tierra”.

Es muy fácil salir de misiones y hablar de Dios a los de afuera,  a los que me conocen por momentos, pero qué difícil es hablar de Dios a los de adentro y con Dios dentro. Ahí está el gran reto que nos lanza Cristo, aunque ello nos lleve a la Cruz como a Él. Los jóvenes tienen mucho este problema especialmente después de una fuerte experiencia de Dios, después de un año de servicio, de meses de misiones; llegan y “no encajan”. Todo les parece superficial, incongruente. Siempre les digo lo mismo a todos, “déjate de hacer la víctima y sé protagonista”. Así es, hay que ser protagonista del cambio que queremos ver en nuestras familias. Hablar con el testimonio, como decía San Francisco: Prediquemos con una sonrisa, con una atención, con una acogida, con una autenticidad de vida, con una paciencia, con un escuchar, con un hacer sin quejarnos, sin criticar. Seamos puentes entre el cielo y nuestra casa. Ahí está el reto de todo cristiano, salgamos a predicar y cuando sea necesario saquemos el Evangelio. ¿Te apuntas?

Propósito: Hoy sonreír, escuchar y que todo lo que diga construya.