31 DE MARZO: CONTIGO NO TENGO MIEDO.

Juan 10, 31-42 “¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?” 

Así pregunta Jesús cuando la gente no cree en Él, no creen que sea el Hijo de Dios. Imaginemos su vida según los relatos que leemos en la biblia, ayudó a muchas personas, los sanó, los hizo caminar, ver, oír; expulsó demonios, que no es otra cosa más que la liberación de pecados, dignificando a cada una de estas personas; resucitó de entre los muertos, a su amigo, al hijo de la viuda, a una niña; su ministerio fue salvar nuestras almas, darnos la libertad en su amor infinito. Y hay tantas personas que quisieron su muerte, lo querían apedrear, lo encarcelaron y terminaron jugándose su vida, casi casi en un sorteo, hasta que lo crucificaron.  

Todo por miedo. Miedo a no creer en que la bondad genera paz, a que el amor te lleva a la libertad; miedo a qué hay una palabra, esa de Dios que es de vida eterna; miedo a que las cosas vayan bien y sean felices. Desde el principio de los tiempos, lo vemos con Adán y Eva en la desobediencia; con Caín y Abel en la envidia; con Jesús y los romanos en el miedo a que alguien les quintara poder. Y pensar que dos mil años después, esos miedos siguen llenando los corazones de venganza, de querer desquitarse del otro, por lo que cree que le hizo, del “ojo por ojo”; seguimos en un mundo cegado a ver la muestra de amor que recibimos en Jesucristo crucificado con el perdón, con la liberación de nuestros pecados, con la libertad que nos dio para tomar decisiones justas. 

¿A cuántas personas conoces y quieres apedrear? Bueno, pues ánimo y mejor hay que recapacitar en la reconciliación, sé tú el primero en acercarte al otro y ¿sabes para qué? ¡para que aligeres tu corazón! Sí, para que seas feliz. La venganza y los malos sentimientos solo te están enfermando empezando por envenenar tu alma, luego a tu corazón y a tu cuerpo. ¿Cuánto tiempo vas a seguir en la actitud defensiva, que no te lleva muy lejos, que te impide avanzar, que no te permite correr con la libertad de sentirte amado por los demás, que tienes esa congoja que te apachurra el corazón?  

No esperes a que los demás cambien, empieza tú para que veas lo que puedes hacer en los corazones, empezando por tu propio corazón. 

Propósito del hoy: Que seas tú el primero en tirar esa piedra hacia otro lugar, afuera de tu corazón.