5 DE MARZO: VEO TU ROSTRO EN EL ESPEJO.

Mateo 17, 1-9 “Levántense y no teman” 

Hay días que nos levantamos con mucha desolación en el corazón, que no sabemos que nos sucede y creemos que el día va a ir mal, o que alguien murió, o que esta por suceder algo malo. El ser humano tiende a pensar en lo negativo antes que en lo positivo. Qué tal si en lugar de amanecer con esa pesadez en el corazón, volteamos a vernos en el espejo y reconocemos que ahí está la imagen de Jesús, aun si nos sentimos tristes; y que al ver esa imagen nos demos cuenta de que el miedo qué hay en ese momento, puede desaparecer al vernos como testimonio del amor de Dios. 

A veces, no somos conscientes del milagro de la vida, de que cada día hay una nueva oportunidad para mejorar, para ser feliz, para procurar el perdón hacia nuestros hermanos y también para orar. Cada mañana, con todo el peso que traemos cargando, con esa cruz, podemos pedirle a Dios que nos ayude a cargarla, que nos de la fuerza de saber entregarle nuestro dolor y angustia y que nos la cambie, con su gracia, por una sonrisa en el rostro. 

El pecado nos hace muchas veces recaer en el dolor y nos impide levantar la cabeza, nos hace chiquitos, o eso creemos porque ante los ojos de Dios todos somos una maravilla creada por él. Si, con fallas y faltas que son posibles de alivianar a través de la reconciliación, pero seguimos siendo amados por él. Y en ese gran amor, él nos invita a que no tengamos miedo, a que salgamos del mal en el que estamos y nos invita, con su misericordia a sanar el corazón y el alma.  

Propósito de hoy: Ver el reflejo del amor de Dios en mi espejo.