28 DE FEBRERO: TU PALABRA ES DE VIDA ETERNA.

Mt 6, 7-15 “Cuando ustedes hagan oración no hablen mucho, ustedes oren así:

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu Reino,
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.” 

¡Cuanto hay en esta oración! Una vez en un día de misiones, sin saberlo, lei toda la explicación teológica del Padre Nuestro y al día siguiente, un joven me dijo que no lo entendía. Yo le explique de una manera muy amorosa por la grandeza y el poder que tiene esta oración y al comentarle al sacerdote, me dijo que el día anterior Dios Padre me estaba preparando para esa charla que tuve con ese joven sediento de conocer la Palabra de Dios.  

El Catecismo de la Iglesia Católica, tiene una definición precisa y hermosa de esta oración, que los invito a leer, porque nunca pasa de moda y siempre el Espíritu Santo, se encarga de que aprendamos algo nuevo, que entendamos algo mas y que podamos pensar en ponerla en practica de una manera mas honesta, como en el perdón. Cada vez que asistimos a misa pedimos perdón y repetimos en el Padre Nuestro, que estamos dispuestos a perdonar a quien nos ofende…pero ¿En realidad lo estamos?. ¡Cuanto trabajo nos cuesta acercarnos a los demás para perdonar y pedir perdón! De nada nos sirve hablar mucho sin acciones de misericordia y de bondad; y en el perdón estamos recordándole al Padre lo mucho que creemos en su Palabra de Vida Eterna y lo mucho que lo amamos. 

Propósito de hoy: Acercarnos a esa persona y pidamos perdón, aun si creemos que la falta no es nuestra.