24 DE FEBRERO: UNA CUARESMA CON SENTIDO.

Mateo 9, 14-15 ¿“Por qué tus discípulos no ayunan?” 

Se habla por todos lados sobre el ayuno en la Cuaresma. Y tal vez para muchos sacrificar comer algo es su manera de ayunar, lo cual está bien si es algo que costará trabajo dejar. Hay un principio que se implica en el ayuno, y es que durante estos 40 días dejes de comer o de hacer algo como un comienzo para seguir haciéndolo durante todo el año. Debemos ver al ayuno cuaresmal como la oportunidad de arranque, para darle continuidad y sentido a ese sacrificio.  

Sería ideal que le pongamos significado al ayuno. ¿Qué nos motiva a hacerlo? ?Simplemente la ley de Dios? O hay algo más a fondo en tu vida, que al final vas a sentir un cambio para bien en tu actuar y tu manera de ver las cosas. Vamos redescubriendo las cosas importantes, acercarnos a nuestra familia en son de paz; atender a los abuelos o a nuestros padres con alegría, sin que los vemos con flojera o como una carga; ir a visitar al amigo que hace mucho no vemos y que sabemos que no viene a vernos porque está enfermo.  

La Cuaresma nos habla de caridad. Nos lleva a acercarnos a quien tiene mayor necesidad, nos invita a tener un corazón amoroso hacia los demás, la cuaresma es compasión por nuestros hermanos que en silencio nos piden ayuda. Pensemos en estos 40 días cómo Jesucristo estuvo en el desierto, todo lo que hizo para prepararse; imaginemos que estamos en ese desierto, solos pero llenos de amor, como él y que es en ese encuentro personal con Dios que vamos a llenarnos de su gracia para vivir en plenitud este desierto, este silencio, esta entrega de amor hacia los demás, así como él se entregó por ti, por mí, por todos nosotros. 

Hagamos una Cuaresma diferente, donde lo que reine sea la paz, omitir los juicios erróneos sobre los demás, aprender a servir con dignidad a quien necesita nuestra ayuda, dejemos de lado los odios y rencores y abramos la oportunidad a la reconciliación entre cada uno.  

Que esta Cuaresma cambie nuestra vida. 

Propósito de hoy: Vivamos este tiempo para reconciliarnos con nuestras fallas y nuestros errores, para poder hacer el bien a los que viven con nosotros, para ser felices juntos.