14 DE ENERO: QUIERO DEJAR DE OFENDERTE.

Marcos 2, 13-17 “Yo no he venido para llamar a los justos, sino a los pecadores.” 

Escucharás decir: ´lo que ofende a Dios, es pecado´. Bueno, y ¿Qué es lo que ofende a Dios? Lo primero es que lo niegues. Ahí sí que, para los creyentes, que alguien no crea en Dios es la peor ofensa que puede existir, al igual que no creas que Jesucristo es el Hijo de Dios y que el Espíritu Santo sea solo el dibujo de una paloma blanca y blasfemes contra él. La comunidad católica cree en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y a la acción de creer, le llamamos fe. 

 La fe, es una gracia, cada uno se la pide a Dios; es un don que Él nos regala. Personalmente le pedimos que haga crecer nuestra fe, ya sea a través de la oración, al asistir a misa, en la lectura de la biblia, en el perdón y en el servicio que damos a los demás en su nombre. Dios ha venido a invitarnos a ser mejor en cada cosa que nos proponemos hacer; Él vino a perdonar nuestras fallas, nuestros errores y con sus enseñanzas, a mejorar nuestro comportamiento.  

Nuestras acciones vienen siendo el medio por el que ofendemos a Dios y entramos en el grupo de aquellos, como dice Marcos, que son pecadores y con quiénes Jesús pasa mayor tiempo. Podemos tener la certeza de que Jesús siempre nos acompaña, camina entre personas sencillas como tú y como yo que somos pecadores. Quiere que aprendamos a cuidar nuestra palabra, cómo hablamos con los demás, qué decimos, si ofendemos o humillamos; quiere que aprendamos que robar y mentir no dignifica al ser humano, al contrario, lo aleja cada vez más de Él. Jesús nos lleva de la mano por el camino de la verdad, porque Su palabra es verdad es Palabra de Vida Eterna y siempre está dispuesto a perdonarnos, así lo ofendamos una y otra vez.  

Pecado es cuando conscientemente cometes una falta a la moral, y no te arrepientes. Y ahí entra el Sacramento de la Reconciliación, que es lo que nos ayuda a liberarnos del mal, nos trae paz interna y nos da tranquilidad para seguir adelante, tomando mejores decisiones sobre lo que es bueno y no, para cada uno de nosotros. Jesús vino a ayudarnos con su perdón, a alcanzar la felicidad. 

Propósito de hoy: Que nos acerquemos a Dios aún si no sentimos que somos dignos de su amor. Él siempre está esperándonos.