24 de noviembre: Me gusta hablar de ti.

Lucas 21, 20-28 “Cobren ánimo y levanten la cabeza” 

Como católicos debemos seguir unidos y proclamar que Jesús Vive, sentir que vive en nuestros corazones y poder contagiar a los demás por el amor que nosotros damos en nombre de Dios. Poder construir un vínculo entre Él y nuestros padres, hermanos he hijos, amigos y en nuestra comunidad. Seamos partícipes del infinito amor de Dios con ánimo y siempre con la cabeza en alto, porque amar y defender a Jesucristo nos hace más dignos de una vida eterna.  

¿Cuántas veces se han burlado, o reído de ti, o criticado por creer en Dios? Ojalá que ni una sola vez, pero si es tu caso, como el mío, no debemos pensar que estamos equivocados. No, al contrario, debemos de sabernos amados por Dios y tener la fe de que Él está aquí, junto a cada uno, sosteniendo nuestra mano o caminando, llevándonos en sus brazos. 

Tal vez lo más difícil de entender y aceptar, para quienes no tiene fe en Jesucristo, y lo que más critican del catolicismo, es la muerte. ¿Por qué la gente buena muere? Y si, ¡Qué difícil! Cuando profesamos nuestra fe cristiana, tenemos la esperanza de una vida mejor al momento de nuestra muerte. Y si, de nuevo, sé que no es fácil de entender ni aceptar para la mayoría de los católicos, mucho menos para una persona que no cree en Jesucristo. Sin embargo, nosotros creemos que Jesús vino a morir por nosotros y que nosotros vamos a morir por Él y en Él.  

El motor de nuestra vida se alimenta de ese amor que Jesús nos dio en la crucifixión, ese amor que dejó para que viviéramos en armonía y nos preparáramos para la vida eterna a su lado.  Seamos conscientes que la cantidad de amor que hay en nuestro corazón, depende de cada uno y de esa fe que alimentamos por amor. 

Propósito de hoy: Compartir a Dios con gestos de amabilidad y cariño hacia los demás.