Lucas 23, 35-43 “Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí”.
Al Reino de Cristo, a dónde todos estamos invitados a llegar. Cuando le damos un Sí a Cristo y decidimos seguirlo, aprendemos que el valor de las cosas está en el amor; en ser testimonio, en impactar a quienes nos rodean con nuestra palabra que sea el reflejo de la Palabra Viva de Dios.
Estamos celebrando la Fiesta de Cristo Rey, y no puedo evitar gritar como Los Cristeros Mexicanos que dieron su vida por Cristo del año 1926 al ‘29: ¿VIVA CRISTO REY! Porque yo soy Cristo, soy su templo, Él vive en mi casa, que es mi corazón.
¿Sientes igual?
Amar a Cristo es unirte a la lucha por la verdad de Su palabra, es adentrarte en la oración para aprender a perdonar; es saber que Cristo Jesús es tu fortaleza, es tu armadura, es el timón que guía tu camino para vencer las tentaciones que solo nos alejan de Él. Cristo es bondad y perdón, misericordia y consuelo; Cristo es alegría y virtud, unidad, esperanza, paz, testimonio, renovación; confianza y liberación. ¿Qué grande es el Señor!
Seamos humildes agradables a los ojos de Dios, aprendamos a escuchar y a servir a los demás de una manera digna, amorosa, intencional. La vida nos lleva por muchos caminos y la compasión que tuvimos y el amor que dimos puede que un día se nos regrese en la persona del hermano, o del padre, o del amigo. Seamos buenos y bondadosos con todos y no abusemos de algún poder social ganado u otorgado, seamos sencillos de corazón y grandes de en el servicio, el perdón y el amor.
Propósito de hoy: Acércate a alguien y comparte tu amor a Cristo Rey.