5 de noviembre: DIOS ES EL MISMO.

Lucas 16, 9-15 “Pero Dios conoce sus corazones.” 

Cuando eres chico los adultos suelen decir, “no hagas eso porque te castiga Dios”, “Pórtate bien o te va a llevar el diablo”, y cosas así. Si consideramos el significado de estas “amenazas”, solo nos traen temor a Dios. Portarnos mal es castigo y consecuencia: el diablo. ¿No serán palabras fuertes para un niño, de quién no queremos que recuerde eso mientras va creciendo? 

Uno debe enseñar a los niños a portarse bien no para evitar un castigo, sino para agradar a Dios, para aprender a utilizar los dones que nos son dados de una manera positiva en búsqueda del bien común y de la paz; enseñar a que exista una apertura personal al amor de Dios, que nos lleve a aprender que el servicio digno y amable hacia los demás, es lo que nos hace partícipes de la vida que desea para cada uno de nosotros, sus hijos. Nos portamos bien porque queremos un mejor futuro y bienestar para nuestra familia y las futuras generaciones. Aparentar que somos buenos hijos de Dios, puede ser un juego que todos jugamos y que al final del día a día, quién conoce nuestra verdadera identidad y a quién no se la podemos ocultar es a Él. 

Cada ser humano, donde viva, en América o en Asia, o en Europa tienen una estructura intelectual diversa, con costumbres y tradiciones hermosas, pero diferentes. Sin embargo, Dios es el mismo aquí y allá. Su catequesis es la misma, su palabra no cambia, sigue siendo la misma Palabra de Vida. Tal vez la interpretación cambie; sin embargo, su deseo de que aprendamos a vivir con honestidad, con justicia, en el servicio mutuo, en el amor y la paz; y que vivamos en la verdad, lejos de las tentaciones que solo modifican la forma en que apreciamos los dones y talentos que nos han dado, sigue vigente. 

Dios conoce tu corazón y el mío y el de nuestros hermanos de todo el mundo. Dios sabe cuánto amor le ponemos, sabe que tan dispuestos estamos a abrir nuestro corazón para que se llene del profundo amor que Él nos tiene y nos demuestra con cada milagro que nos regala, empezando cada mañana, con el milagro de la vida, lo mucho que nos ama. 

Propósito de hoy: Sentirnos verdaderos hijos de Dios llenos de su amor, para compartir con los demás.