21 de octubre: DISPUESTO A CAMBIAR.

Lucas 12, 54-59. “¿Por qué no juzgan por ustedes mismos lo que les conviene hacer?” 

Si vemos nuestra forma de ser y de actuar, ¿estamos contentos con lo que vemos?, ¿nos hace feliz cómo somos? Las experiencias en la vida, desde que nacimos, nos van moldeando el carácter. Vamos adquiriendo conocimientos diversos que nos ayudan a diferenciar lo bueno de lo malo. Nos toca tomar decisiones de acuerdo con la edad; con quÉ carrito jugar, que vestido ponerme, que mochila comprar, que quiero estudiar y que quiero ser cuando sea grande. Y ahora que estoy grande, ¿qué camino es el mejor para mí?.  

Todo esto del comportamiento, debe ser guiado desde el principio; debe tener bases fundamentales de amor y comprensión que nos encaminen a tomar las mejores decisiones para ser personas de bien. La base, tal vez, parte de la confianza que tenemos en Dios, de cuánto lo conocemos. Definir si soy alguien servicial, acomedido, entusiasta en mi manera de ver las cosas, de sonreír, de amar y también en cómo vamos a recibir el amor de los demás, lo que ellos tienen para nosotros y de lo que mutuamente podemos ofrecer, para así saber si requerimos hacer cambios personales. 

Trabajar en ser felices, parece difícil, pero siempre podemos pedirle al Espíritu Santo que nos ayude a ser mejor, que nos llene de su luz y de su amor. En Jesús podemos alcanzar la felicidad, con su amor; solo hay que dejarlo entrar al corazón. 

 Propósito de hoy: Vivir según Jesús quiere que vivamos para alcanzar la felicidad y poder compartirla con aquellos con quien vivimos.