6 de octubre: Yo te pido.

Lucas 11, 5-13. “Porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra y al que toca, se le abre.” 

Con frecuencia escuchamos a las personas decirnos “pídele a Dios”. Y podemos pensar ¿Y eso que quiere decir, o cómo se hace?.  

Cuando estamos pequeños le pedimos a nuestros padres o a la persona que nos cuidad muchas cosas, desde dulces, libros escolares, y porque no hasta un auto. La respuesta muchas veces es: “debes portarte bien”, o “cuando tengas buenas calificaciones”, o “ya que te gradúes de la universidad”. Son condiciones muy lógicas. Has las cosas bien y te doy un premio. Y nos desvivimos por obedecer, por llegar a tiempo, por sacar buenas notas, porque queremos ese premio; porque el que pide, recibe. 

Así igual con Dios, aunque el premio que vamos a recibir de Él, no tiene comparación con los premios terrenales. Lo más interesante es que Dios quiere, claro que seamos buenos, y vivíamos una vida de acuerdo a sus mandamientos, pero lo más importante que Él nos pide es que lo dejemos entrar a nuestro corazón, que lo dejemos ser parte de nuestra vida. A Él le gusta que le pidamos y le hablemos; porque el que busca, encuentra. 

Cuando estamos desolados, acudimos a Jesús, le pedimos que nos ayude, que nos haga fuertes, que nos de valor y fe. Y es, a través del servicio, la caridad, el perdón y la bondad que Él nos responde; Dios está siempre ahí, pendiente de ti, listo para atenderte; solo está esperando tu corazón dispuesto, porque al que toca, se le abre. 

Propósito de hoy: Pide, busca y toca el corazón de alguien el día de hoy.