27 de septiembre: Estoy aqui.

Lucas 9, 51-56. “Pero no quisieron recibirlo.” 

¿Eres un buen Samaritano?. El buen Samaritano es aquel que abre su corazón a la persona que sufre, y ayuda a todos sin discriminar a nadie. Es quien actúa ante una situación de sufrimiento y no solo siente compasión. ¿Te ha pasado que llegas a algún lugar y no te abren la puerta?, ha de ser terrible; sin embargo, Jesús ante esta situación, continuó su paso sin rencores, sin odios, sin sentimientos negativos ante el pueblo que no quiso recibirlo.  

Tal vez podemos relacionarnos ante esta situación. ¿Somos quienes abrimos la puerta y recibimos al que sufre, al que tiene dolor, al que nos necesita?; o ¿somos quienes prefieren no molestarse y cerrar la puerta?. Hay que hacer un análisis de nuestra vida, ¿soy la persona que cuando llegan mis abuelos o mis padres de visita, los “tolero” porque están aquí y no tengo otra opción?; o ¿soy alguien amoroso que los recibe con fiesta en agradecimiento por todo lo que han dado por mí, con alegría y genuina felicidad?. ¿Soy esa mano amiga cuando alguien me llama? y me invita o simplemente quiere platicar, o ¿soy quien siempre tiene un pretexto?, como el “no tengo tiempo”, para no escuchar ni ayudar a quién tal vez necesite algo, aunque sea tan sencillo como tener una charla para no sentirse solo.  

Seamos la alegría de nuestra vida y la de los demás, sepamos compartir los dones que tenemos, las virtudes, el amor, la caridad, la compasión. No seamos esa persona que nadie quiere por ser antipático o poco participativo en su comunidad, porque nunca tiene tiempo y prefiere no involucrarse. Has el tiempo, es lo único que puedes controlar. Piénsalo, porque un día puedes ser tu esa persona que sufre, que necesita ayuda, aunque sea tan sencillo como alguien que te escuche para no sentirte solo. 

Propósito de hoy: Ve y visita a tus familiares, a tu abuela, a tus tíos, a tus hijos y recuérdales que los amas y que estas agradecido.