21 de septiembre: ¡Confía!

Mateo 9, 9-13. “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió.

La fe. Somos amados gracias a nuestra fe por Jesucristo. Existimos en armonía con los demás por nuestra fe, que nos enseña que, procurar el bien y el amor, así como el servicio y la buena actitud, nos conlleva a vivir en un mundo mejor, productivo y próspero.

Sígueme, ¡Cuánta confianza!, con cuánta seguridad Jesús le dice a Mateo, un pecador ante los demás, que deje todo y lo siga. Me emociona siempre esta actitud de ambos. Jesús dispuesto a perdonar y Mateo, hambriento por salir de la carga tan fuerte que lleva en sus espaldas. ¿Cómo estamos nosotros?, ¿Cómo estás tú?, ¿Cómo estoy yo?. ¿Qué tan grande es lo que llevamos cargando y cuánto estamos esperando que alguien venga y nos ayude a que la carga sea menor?. O bien, somos esa persona que está dispuesta a ser esa mano de ayuda, que deja todo para servir a los demás, con amor, con dulzura, con dedicación.

Cansados de tantas pruebas, de querer impresionar al vecino, de competir con el otro, de adentrarse en los vicios que nos separan de lo bueno. Siempre he pensado que sin voluntad nadie puede ayudarnos y también que lo más necesario es identificar que tenemos fallas y que necesitamos que nos ayuden. No somos superhéroes que podemos con todo, somos frágiles y en la fragilidad se pierde la visión y es más fácil ceder al mal. El amor de Dios nos da fortaleza y paz en el corazón  no hay que olvidarlo, hay que dejarlo entrar y que sea parte de nosotros mismos y así poder dejar las tentaciones fuera de nuestra vida.

Propósito de hoy: Acércate a alguien y recuérdale que confías en ellos.