Mateo 19, 23-30
“Señor, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué nos va a tocar?”
Dejarlo todo. ¿Qué estarías dispuesto a dejar por seguir un sueño?. Eso que tanto te enamora y que tienes tantas ganas de realizar. ¿Lo dejarías todo por correr detrás de tu felicidad?. Muchas veces lo único que nos frena somos nosotros mismos. Piénsalo. Vivimos en un mundo que nos ha hecho sentir que la codependencia en otros, es algo casi casi obligatorio. Qué dijo Jesús, “Deja que los muertos entierren a sus muertos”.
Se nos ha dado la gracia de poder tomar decisiones, que algunas tienen resultados positivos y otras no tanto. Sin embargo también se nos ha dado la fortaleza para poder sobrellevar cualquier cosa que resulte de nuestras decisiones. Y aún comprendiendo esto, siempre decimos algo como esto: Hoy no puedo porque mi hermano necesita que lo lleve, hoy no puedo porque mi mamá ocupa que la acompañe, hoy no puedo porque debo hacer de comer…y así. Hoy no podemos porque no nos hemos propuesto determinantemente a ir por nuestro sueño, o por lo que deseamos. ¡Seguir a Dios!. ¡Qué difícil! Eso significa ¿dejarlo todo?.
Hay diferentes maneras de seguir a Dios y la principal es seguirlo con tu corazón, dejarlo entrar a tu vida para que te ayude a moldear tus pensamientos y tus acciones. Seguir a Jesús también lo puedes hacer desde el lugar donde estás y todos los días. Ponlo en práctica, sigue a Dios con tus acciones, siendo bueno con los demás, alimentando al que no tiene, amando a quien está solo, ayudando al que lo necesita. Ese puede ser tu primer paso para lograr sueños y metas, solo debes dejar que Él sea parte de tu vida, de tu día a día, vamos, te invito, empecemos a seguir a Dios desde donde estamos.
Propósito del hoy: Empieza dejando que Dios sea parte de tu vida.