10 de agosto: Dar, servir y amar.

Juan 12, 24-26

“El que quiera servirme que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre’’.

Dar, servir, amar. Tres cualidades muy importantes en cada uno de nosotros. Jesús vino y murió por nuestra salvación, se dio a nosotros, sus hijos y nos dejó el legado de su amor, de su gran amor para hacer las cosas con alegría y con amor. 

Cuando Mamá está haciendo de comer, y ayudamos a poner la mesa donde vamos a comer, sin que ella lo pida, seguro la hiciste sentir muy bien, complacida, amada. Y si por alguna razón no es así, ¡Ponte las pilas!. Ayudar en casa es ayudarte a tí mismo ya que también vives ahí. Servir a tu familia es motivo de orgullo, saber que eres útil ahí donde estás, a donde perteneces, en tu lugar, con las personas que te aman, es en verdad un privilegio.

La Madre Teresa de Calcuta, ahora Santa, nos decía que la Fe sin caridad, no nos sirve de nada y es tan real. Tener fe y ser una persona que no sabe ver en el otro la imagen de Jesucristo, en realidad no tiene mucho mérito. 

Seamos buenos co-habitantes de esta tierra, aprendamos a servir con humildad. Recibiremos grandes recompensas, entre ellas, la convivencia armoniosa con los demás. Recuerda que servir con alegría no te humilla ni mucho menos te hace “esclavo” de alguien; por el contrario ayudar, servir y honrar, es dar un poco de ti para ser mas como Jesús que nos lo dio todo.

PROPÓSITO DE HOY: Acércate a alguien y se parte de su vida con tu servicio.