7 de agosto: Mi corazón está listo.

Lucas 12, 32-48

Porque donde está su tesoro, ahí estará su corazón. Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas. 

Recuerdas ayer que saliste por la noche y tus padres te esperaban con la luz prendida en la cocina, tal vez tomándose un café, listos por si llamabas para ir por ti. Tú eres su tesoro y en su ministerio como padres está cuidarte y esperarte cuando no estás en casa. Cuando amamos a nuestros hijos o a nuestros padres, estamos listos para arriesgar todo por ellos. Así nos amó Jesús, que dio su vida por cada uno de nosotros; es el que nos espera como padre amoroso y es a quien seguimos nosotros por amor.

Vivimos en un mundo que va muy de prisa, donde a veces perdemos el sentido de hacia dónde vamos, de qué queremos de nuestra vida, de cómo es nuestra relación con los demás y con Dios. Él es esa lámpara que nos ilumina, Él debe ser nuestro tesoro. Él nos espera al final del camino con amor: porque también somos su tesoro. No hay que olvidar eso, ni dejar pasar la oportunidad de estar listos con la lámpara encendida y abrir el corazón para que, en estos tiempos difíciles, de duda, de discernimiento, de cotidianidad, de tentaciones; Él nos lleve de la mano y vea que lo estamos esperando con ese corazón dispuesto a dejarnos guiar con su amor.

 

PROPÓSITO DE HOY: Toma de la mano a alguien que necesita un abrazo y que se de cuenta que estás ahí, a su lado.