3 de agosto: Hoy te quiero invitar.

Mateo 15, 21-28

Señor, Hijo de David, ten compasión de mí. Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio. Señor ayúdame. Entonces Jesus le respondió: “Mujer que grande es tu fe. Qué se cumpla lo que deseas”.

Nuevamente tenemos una escena donde una madre pide ayuda para su hija. “Señor ayúdame” le pide con desesperación. Y es su fe, la que invita a Jesús a responderle: “Mujer, que grande es tu fe”.

Hay que invitar a Jesus a nuestro hogar, solo debemos abrir el corazón y dejarlo entrar. Es como aquella señora ciega parada frente al altar, alguien le dijo: señora porque no se va a su casa si usted no puede ver a Jesus; y ella contestó no vengo aquí a ver a Jesus, estoy aquí para que Él me vea y sepa que siempre estoy con Él. Qué bonita lección.

Estoy aquí para que Jesus sepa que estoy con él. ¿Jesus que quieres que haga? Llevo muchos años diciéndole esto cada mañana y cada vez, quiero sentir su presencia, saberlo junto a mí, dejarme llevar por el camino que me lleva a Él.

Renovemos nuestra fe, es una tarea de todos los días, aún si no alcanzas a ir a misa: renueva tu fe con la oración que se nos ha enseñado desde pequeños o simplemente, habla con Jesús, ten confidencias con el y recuérdale que crees en Él y en lo que puede hacer en ti.

Propósito del día: Invita a Dios a ser tu compañero todos los días. Verás que te sientes muy bien, lleno de alegría.