23 de julio: Pertenencia Reciproca.

Juan 15, 1-8

 

“Yo soy la verdadera vid y mi padre el viñador. Yo soy la vid y ustedes mis sarmientos, el que permanece en mí y yo en él, da fruto abundante.”

 

Cuando vamos a la escuela, al colegio, a la universidad, o incluso cuando empezamos un trabajo, qué tan importante es sentir que pertenecemos a ese grupo. Somos seres que nacimos para vivir en comunidad unos con otros, dependemos de los demás para que la vida sea productiva y podamos ejercer nuestros talentos y virtudes de la mejor manera posible. 

Pero, ¿Qué sucede cuando nos sentimos solos o relegados del grupo social?. Que pasa cuando perdemos nuestra identidad, como hacen muchos. En la sociedad que vivimos, ser aceptados significa mas de lo que podemos creer. El sentido de pertenencia es muy importante y tiene mucho que ver con la manera en que nosotros nos esforzamos por agradar a los demás. No es solo dar y recibir, es un compromiso muy pesado, a veces hasta esclavizante,  tener que complacer a los demás, a veces sacrificando nuestra propia esencia.

Jesus nos ofrece un mejor entendimiento de lo que quiere de nosotros, con nosotros y para nosotros. El nos da el regalo de la vida eterna y solo nos pide que lo dejemos entrar a nuestro corazón. Su amor es tal que no necesitamos quedar bien con nadie, para ser aceptados. Ser el sarmiento que permanezca en El, nos dará siempre fruto abundante. ¿Te imaginas?. Que llega alguien y te hace sentir que perteneces por el amor que te da, por la alegría que llena tu día a día, por la fortaleza que sientes al saberlo tu amigo. Ese es Jesus, el amigo amoroso que quiere ser parte de nuestra vida para complementar cualquier sentimiento de rechazo. Seamos fruto de su amor y dejémosle entrar a nuestra vida.

Propósito del día: Hacer sentir a quién está cerca de ti, que es recibido y aceptado.