16 de abril: A dónde me lleva el dolor, el amor

Sábado Santo

Mt 28,1-10

Ha resucitado y va por delante de vosotros a Galilea.

Actitudes: gozo – alegría

Cuando todo es obscuro, cuando la cruz está vacía, el cuerpo de mi Señor sepultado, mis compañeras están cabizbajas, estoy confundida, aterrada, desilusionada, he perdido todas mis seguridades, veo a mi alrededor y nada. Hecho un vistazo al evangelio para ver que hacen los discípulos en situaciones semejantes a las mías, y veo que Pedro y Juan se encierran en un cuarto, Tomás se esconde en su pragmatismo, los de Emaús se van a su pueblo, a su vida antes del Señor, la Magdalena corre al sepulcro. ¿A dónde me lleva a mi el desaliento, a dónde me lleva a mí el amor?

A la Magdalena la llevo al sepulcro, a María la llevo a la oración y las escrituras, a Pedro y a Juan a donde todo empezó al lago, ¿a dónde me lleva a mí? No debo dejar que me pase como a los de Emaús o como a Tomas, que se van a su pueblo, es decir, a su vida antes del Señor, encerrados en su pragmatismo: yo creía, mientras yo no vea…Yo igual que María, que Pedro y Juan, que la Magdalena, elevar la mirada, salir en busca de mi Señor, refugiarme en la oración y ahí encontraré a mi Señor. Ahí en la Eucaristía es donde Él no sólo está, sino que se me da, se revela con toda su gloria, ir ahí al lugar de seguridad y de encuentro con mi Señor. Buscarlo ahí en las escrituras, dejar que me hable al corazón para que arda y se encienda, igual que todos los que experimentan su amor, salir a transmitir ese gozo y que otros muchos también puedan decir: Es el Señor! Yo también le reconocí al partir el pan o más aún después de hacer la experiencia de Cristo poder exclamar como Tomas: Señor mío y Dios mío!