Santos:
Lucas 9:23-26
“Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga”. Esta es la radicalidad de los que portamos la camiseta de Cristo. O todo o nada. Nada de darnos palmaditas en la espalda, sino más bien arremangarnos las mangas y entrarle con todo. Así de exigente y así de realista: “De cada día”. Hoy, lo que nos toca; ayer, ya se fue; mañana, no sabemos si llegue, tengo el hoy para cargar mi cruz, esa cruz de despertarme antes que salga el sol, esa cruz de la indiferencia del otro, esa cruz de escuchar quejas y no soluciones, esa cruz de acompañar al marido en sus altibajos, a los hijos adolescentes con todas sus emociones, esa cruz del cansancio… Esa cruz que en el momento pesa, al final del día nos hace libres y nos vamos a la cama con el corazón más ligero, porque ese día amamos y seguimos al Señor. Hoy salgamos con todo a cargar la cruz, mi cruz del día de hoy y hacerlo con una sonrisa, porque esa es la cruz que libera el alma y abre el amor.
Propósito: Hoy abrazar lo que venga con una sonrisa.