14 de marzo: abrazarme a Papá Dios.

Lucas 6, 36-38

Perdonad y seréis perdonados.

“Con la misma medida que midan, serán medidos”. ¡Ouch! Para quien me conoce, por ejemplo mi familia, saben que tengo cero paciencia, que a veces se me suelta la lengua, que soy terca, necia, atarantada, primaria, impulsiva…obviamente con este estuche de monerías que cargo en el corazón, es fácil que peque un poquito. Y cuando leo evangelios como el de hoy, me desanimo y quiero tirar la toalla. Pero no, hay que volver a leer para “escuchar” a mi Señor que dice: “Sean misericordiosos como su Padre Celestial es misericordioso”; hay que aprovechar esta época de Cuaresma para sacudir el corazón de todo desaliento y desgana y empezar la limpia, para poder medir el corazón con la “varita” del amor.  De ver y tratar a los demás como nos ve y trata Papá Dios, Dios Padre. Limpiar el corazón para poder abrazar, acoger, servir, perdonar, amar. Y aunque nuestra medida sea chica, sea la medida que nos dé entrada al corazón de Jesús.

Propósito: hoy sonreír y decir gracias.