5 de febrero: Balar con confianza al Buen Pastor.

Marcos 6, 30-34

Andaban como ovejas sin pastor.

“Andaban como ovejas sin Pastor”. Esta frase es una de mis preferidas. Quizá porque me identifico, a veces voy caminando sin rumbo, sin ilusión, voy dando tumbos sin más. Pero basta con pararme, “balar” y mi Señor, mi Buen Pastor viene a mi encuentro, me habla al corazón y me vuelve a llevar por sendas seguras. ¿Qué es eso que me “susurra al oído?”. ¿Cuál es la enseñanza del Buen Pastor? Es el amor, la justicia, la verdad, el perdón, la misericordia, la comprensión, el servicio, la entrega, el desprendimiento, la caridad. En fin, San Agustín lo resumía en “ama y haz lo que quieras”. Así es, cuando hay amor y cuando el amor es el motor de nuestra vida, tendremos rumbo fijo, habrá ilusión y difícilmente nos perderemos. Pero si algún día nos despistamos, “balar”, es decir,  invocar al Señor, para que éste llegue con su callado de Buen Pastor y nos vuelva hablar al corazón y reencontrar el camino.

Propósito: Escuchar aquello que hoy el Buen Pastor me habla al corazón.