31 de enero: Buscar la misericordia de Dios.

Marcos 5, 1-20

Espíritu inmundo, sal de este hombre.

“Ve a contar lo misericordioso que El Señor ha sido contigo”. Así es o debería ser, nuestro día, nuestra vida, debería ser un canto constante de gratitud a Dios por tanta misericordia, por tanto amor. Muchas veces nosotros somos como ese endemoniado que ni las cadenas lo calmaban. Cuántos demonios igual a mí me atan, el demonio del egoísmo, la envidia, el rencor, orgullo, soberbia, la indiferencia, superficialidad. No esperemos más,  acerquémonos a Cristo, para encontrarnos con Su misericordia. Dejemos que Él le diga a mis demonios: “Sal de ese corazón”. Dejemos que Cristo rompa con las cadenas del pecado, de mi debilidad, que me atan al “demonio” y pueda recibir las fuerza necesaria para volver a sentir, para volver amar, para poder volar y así salir a contar lo misericordioso que el Señor ha sido conmigo.

Propósito: “Cantaré eternamente las misericordias del Señor”. Para un momento del día a dar gracias al Señor por todo lo recibido.