20 de enero: Prestar mi barca.

Marcos 3, 7-12.

Los espíritus inmundos gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”, pero él les prohibía que lo diesen a conocer.

Cristo pide mi barca para predicar. Cristo pide mi corazón, mi familia para transmitir su mensaje. Cristo quiere subirse a la barca para ser visto y escuchado por más personas. Hoy dos mil años después Cristo sigue buscando barcas de dónde Él pueda ser escuchado. Es bien sabido que a las palabras se las lleva el viento, el testimonio arrastra. Dejar que Cristo suba a mi barca, a mi corazón, y desde ahí pueda llegar a muchos corazones.

Propósito: ser testimonio vivo del amor de Cristo y por ende de la alegría de sabernos amados.