25 de diciembre: Mi Belén

Estoy aquí frente al Nacimiento. Veo la cuevita de Belén, la estrella, María, José y el Niñito Dios; veo los Reyes Magos, los pastores, los animales, la paja; veo también las chozitas de la aldea, el agua que corre por el río, las ovejitas pastando…parece que aquí frente al Nacimiento se detiene el tiempo. El ruido de la fiesta desaparece, las luces se apagan, el bullicio se hace lejano y me transportó al interior de mi alma. Cuanta paz y serenidad, mi corazón está rebosante de alegría, pero más que todo casi casi puedo tocar La Paz. ¿Qué hay aquí que me trae tanta paz? Eres tú mi Niño Jesus, El Rey de La Paz. Por eso llaman a Belén, la Casita de La Paz.

Me atrevo a cargar al Niño, algo me susurra al oído, ¿qué dices? Sí, que todos los días hay un Belén y tu corazón puede ser el pesebre. La Eucaristía, es decir la Santa Misa, es una Navidad, el altar es la cueva de Belén y tu corazón y el mío un pesebre en donde todos los días puede nacer el Niñito Jesus que me trae La Paz. Madre mía te ruego haz mi Belén fiel y despierto.

Propósito: Asistir a misa y vivirla con mucho fervor abriendo el corazón para recibir al Rey de La Paz.