15 de diciembre: Ejercitar el alma.

Empezamos las últimas dos semanas del camino a Belén. Vamos a descubrir los secretos del Nacimiento.

El secreto de los ángeles: la espiritualidad

De hace unos años para aca, estamos “obsesionados por el fitness, por la “buena forma”. Hay un gimnasio casi casi en cada esquina. Cultivar el cuerpo no tiene nada de malo. Como dijo el filósofo Gabriel Marcel, no tenemos un cuerpo; somos nuestro cuerpo. Cada uno es responsable del cuerpo que Dios le dio a modo de talento para dar fruto en esta vida. Pensar que todos nuestros actos, los ordinarios y los extraordinarios, “entran en escena” a través de nuestra corporeidad; incluso el pensar y el amar.
 Pero una cosa es cultivar el cuerpo y otra muy diferente es dar culto al cuerpo. Los ángeles de la Navidad nos revelan su secreto: el de la espiritualidad. Ellos, que son espíritus puros, nos enseñan a valorar y a gozar la vida espiritual. A buscar no sólo una buena “condición física”, también espiritual. Después de todo, el espíritu nunca envejece. «Cada uno tiene la edad de su corazón», decía San Juan Pablo II. Y tal vez por eso, a pesar de los achaques de su vejez corporal, mantuvo siempre un espíritu joven hasta el final. 
A veces podemos sentir que la vida espiritual es aburrida, monótona. El canto de los ángeles en Navidad nos recuerda que la vida espiritual es siempre bonita. No está mal cultivar la buena forma, cuidar la salud del cuerpo. Pero también –y con mayor razón- hay que cultivar el alma. Después de todo, como dice una antigua frase latina, «los rasgos del alma siempre serán más bellos que los del cuerpo».

Propósito: dedicar hoy un momentito para algo espiritual: leer un libro, misa, silencio…