29 de noviembre: Mantener la mirada fija en la cueva.

Mateo 8, 5-11

“Vendrán muchos de oriente y occidente al reino de los cielos.”

Empezamos Adviento. Tiempo de espera. Esperamos la llegada de nuestro Salvador, del Niñito Dios. Tiempo también de muchas posadas, cenas, viajes, regalos, luces, adornos…Es difícil mantener la mirada fija en la cueva de Belén, es difícil adentramos así al gran misterio de amor que encierra esa cueva. Hoy el evangelio nos da la clave para ello, para no perder de vista la cueva: admiración, devoción y amor, por la eucaristía. El centurión nos deja una oración hermosa: “no soy digno de que entres a mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanar mi alma”. No soy diga de entrar en la cueva de Belén, pero una mirada tuya sanara mi alma. La eucaristía mantiene vivo el amor, la esperanza. La eucaristía es lo que alimenta la fe para que ésta sea la que nos guíe a la cueva de Belén. Pidámosle a María nos permita empezar este camino muy cerca de ella y nos ayude a mantener la Fe viva para adentrarnos en el misterio de Belén.

Propósito: hoy comulgar sino es posible hacerlo físicamente, hacerlo espiritualmente diciendo “Señor queriéndote recibir, pero no pudiendo te abro mi corazón para que entres en el y me llenes del amor que solo Tú puedes dar.”