18 de noviembre: Mirar al interior y sonreír.

Lucas 19, 41-44

¡Si comprendieras lo que conduce a la paz!

Qué fuerte es este clamar de Cristo, si comprendiéramos tantas cosas, es la segunda vez que nos reclama tanta incomprensión, a la Samaritana le reclama lo mismo, “si conocieras el amor de Dios”…¿porqué  somos tan lentos al amor de Dios? Vamos buscando esa paz interior, vamos buscando la felicidad, no creo que haya hombre o mujer que no vaya en busca de ello, independientemente de la fe que profese, todo ser humano va en busca de la felicidad, de la paz, del amor, solo que a veces lo buscamos en el lugar equivocado. Por eso Cristo llora cuando nos ve que andamos perdidos en la superficialidad, en el materialismo, en la vanagloria, en el qué dirán, sumergidos en el activismo, en el racionalismo… Cuando el verdadero camino a la felicidad, donde encontramos paz, es dentro de cada uno de nosotros. Porque ahí dentro de ese corazón, esta esa semilla que Dios puso en mi al momento de mi creación, esa semilla contiene todo lo necesario para alcanzar mi felicidad, yo tengo que regarla diariamente con el agua de los sacramentos, abonarla con la tierra de las buenas obras, cortar y podar esos vicios o quitar las malas hierbas, hacerla germinar con generosidad, servicio, dejar que le de el sol de los buenos pensamientos, y poco a poco esa semillita se convierta en un buen fruto que me llene el corazón de paz y amor.

Propósito: sonreír