4 de noviembre: Voltear la casa para encontrar lo perdido.

Lucas 15, 1-10

Habrá alegría en el cielo por un pecador que se convierta.

Cuando perdemos algo le rezamos a San Antonio, volteamos la casa y no descansamos hasta encontrarlo  y cuando lo encontramos el sentimiento es lo mejor, alivio, satisfacción, descanso, paz, incluso orgullo. Imagínense esto y más cuando un pecador regresa a los brazos amorosos del Padre. Hoy Cristo nos cuenta cómo deja las 99 ovejas y va en búsqueda de la una pérdida y la señora que se alegra al encontrar su moneda perdida. Ojalá que así como “volteamos la casa” para encontrar lo perdido así “volteemos” nuestra vida cuando por alguna razón hayamos perdido lo más importante: nuestra amistad con Cristo. Y de igual manera “busquemos desesperadamente” a toda oveja de casa, de familia o de amistades que se aleje tanto de la casa del Padre que corra peligro y se sienta desprotegido  (aunque no lo sepa e incluso no lo acepte). Siempre hay una palabra, un consejo, una oración, una acción que los pueda hacer regresar y podamos juntos celebrar y dar una fiesta porque alguien regresó a la casa del Padre.

Propósito: rezar por alguien que esté pasando un mal momento y si puedo salir a su encuentro mejor.