3 de noviembre: Vaciar el corazón.

Lucas 14, 25-33

El que no renuncia a todos sus bienes no puede Ser discípulo mío.

Una vez mas la radicalidad de Cristo, “Quien me quiera seguir debe dejar padre, madre, hermanos” también nos habla de tomar la cruz y seguirle, de vender todo lo que tenemos… cosas difíciles de hacer, pero en realidad lo que Cristo nos quiere decir es que seamos libres. Sí, que hagamos limpia de todo aquello que “nos estorba” y créanme que no es ni familia, ni dinero, ni circunstancias. Lo que nos impide seguir a Jesús y es lo que Él quiere que dejemos, es nuestro “padre, madre, hermanos, dinero”, que es, apegos desordenados a personas, cosas,  y sobre todo ese apego a nosotros mismos, a mi vanidad, egoísmo, soberbia, orgullo, mi yo que a veces toma precedencia sobre el resto del mundo. Cristo quiere que seamos personas libres que no estén atadas a nada ni  a nadie. Que nuestro corazón este libre de toda atadura para que pueda amar de verdad. Es como en todo, entre más ligeras más felices. Entre mas ligeras más fácil volar, entre más ligeras más sencillas y entre más sencillas más felices y más plenas.

Propósito: Hoy hacer algo por alguien que no sea yo.