Sábado 18 de septiembre: Salir a sembrar.

Lucas 8, 4-15

Los de la tierra buena son los que escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando.

La semilla es lo que día a día recibimos. Su palabra, su acción. La Parábola del sembrador es una de las más conocidas. Y no solemos centrar más en la tierra, es decir, en cómo está el corazón. Hoy yo quisiera invitarles a hacharle un vistazo a la semilla. A aquello que yo siembro y aquello que cae en mí. ¿Qué siembro yo en el otro?, ¿qué siembra el otro en mí? Es decir, siembro paz, amor, compasión, alegría, optimismo, entusiasmo… O siembro agobio, nerviosismo, cizaña, critica, pesimismo… Hay que preparar el corazón para que todo lo que caiga en “mi tierra” produzca fruto; pero también hay que asegurarnos que la semilla que yo siembre, sea buena y pueda germinar frutos buenos. Salgamos pues con mucha ilusión y entusiasmo a sembrar pura semilla buena.

Propósito: hoy sonreír y mantener una actitud positiva a lo largo del día.