Sábado 11 de septiembre: Agua, roca y cemento para cimentar el corazón

Lucas 6, 43-49

¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que digo?.

Esto de la construcción se me da, en misiones uno aprende de todo, cemento, arena, roca y agua son parte del “kit misionero”. Algo que siempre me llama la atención es que la mezcla que va en los cimientos lleva más roca y la mezcla que se usa para las paredes lleva más cemento y agua y tiene una consistencia mucho mas suave que la de los cimientos. Cristo hoy justo nos dice que tenemos que construir nuestra casa sobre roca firme para que cuando lleguen los vientos y las aguas no se la lleven. Para hacer la mezcla decíamos se necesitan muchas rocas, agua y cemento. Rocas: fe, esperanza y caridad; familia, amigos comunidad; Agua: las gracias que diariamente Cristo derrama sobre nosotros, la sonrisa de un niño, un amanecer, el buen consejo del amigo; cemento: lo sacramentos que hacen que las rocas y el agua se peguen y se hagan fuertes. Los tres elementos tienen que estar presentes para tener un bloque de cimentación que soporte la casa. Hoy sábado es un buen día para salir a construir, buscar rocas que harán firmes mi casa; abrir el corazón para que se llena de esa agua necesaria para que la roca se afirme; y por último echar ese cemento que unifica y hace una cimentación sólida, venga lo que venga, viento, agua, fuego, nuestra casa está muy bien cimentada.

Propósito: reconocer las rocas que tengo para mí cimentación, abrir el corazón y llenarlo de las gracias que caigan hoy y dejar preparada bien la mezcla para que mañana en el sacramento de la Eucaristía todo se conforme y poco a poco mi casa tenga una cimentación sólida.