Lucas 6, 27-38
Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo.
Seguimos con el “código de conducta” del equipo de Cristo: amar al enemigo, no juzgar, dar sin recibir… ¿difícil? algo, pero el trofeo, la corona: EL CIELO. Vale la pena ser misericordiosos, tratar a los demás como me gustaría que me trataran a mí. Esto de ser misericordiosos a mí en lo personal no se me da, tengo un carácter muy fuerte, soy impaciente, mi sentido común muy agudo y a veces o muchas veces me juega chueco, soy impulsiva, hiper primaria, pero gracias a Dios estoy rodeada de muchas personas que logran ver más allá de la primera impresión, logran ver aquello que yo no veo, logran ver aquello que ve Dios, que ve mi Señor, Cristo. Y así me tratan con mucho amor, respeto, confianza; me acogen, me abrazan, me ayudan a moldear y encajar aquello que está fuera de lugar. Me ven con ojos de amor y misericordia. Me ven como Dios me, con amor. “Señor mío, te suplico me ayudes a cambiar la graduación de mi vista, que vea con amor, con compasión, con misericordia, para que pueda acoger, acompañar, guiar a otros con el mismo amor y la misma misericordia que tú me ves y acoges”
Propósito: hoy acompañar, acoger, escuchar.